la arrogancia es esa cosa con alas

Yo, que adoro la lluvia, me pregunto qué clase de extraña promesa mantiene inmóviles a esos pájaros sobre el tejado. Envidio su dulce arrogancia, a salvo, desde mi ventana. La lluvia cesa, las nubes se abren. Ellos también, o sus alas, quién sabe si en busca de otra tormenta.